La semana pasada, Juan Ramírez, actual gerente de LAB |Laboratorio Analítico Bioclínico, ofreció una interesante charla a las empresas almerienses del sector hortofrutícola, donde habló del papel del laboratorio como organismo de control, regulación y garantía en la seguridad alimentaria.
En los últimos años, la seguridad alimentaria ha cobrado una gran importancia dada su estrecha relación, más que demostrada, con la salud de los consumidores.
Durante la ponencia, Juan expuso la dinámica habitual de los laboratorios dentro del protocolo de medidas que, según la legislación vigente, deben realizase para garantizar la seguridad alimentaria a los consumidores.
El nuevo gerente de LAB hizo especial hincapié en el gran impacto que ha tenido el consumidor en los nuevos modelos de gestión de seguridad alimentaria.
En los últimos años, la información que maneja el consumidor sobre los diferentes agentes que amenazan su salud, se han centrado en la alimentación. Ello ha desembocado en una gran conciencia social y una especial atención en materia de seguridad alimentaria por parte del consumidor.
Algunas de las grandes distribuidoras y comercializadoras han sufrido una gran presión por parte de los consumidores y, como respuesta, han implementado medidas de seguridad propias (además de las exigidas por ley), que han contribuido a una mayor garantía para los consumidores, y han supuesto un enorme reto para las empresas productoras a la hora de cumplir con todos los requisitos exigidos.
En toda esta “cadena del control”, el laboratorio cobra un papel cada vez más relevante como avalista de la seguridad alimentaria y, por otra parte, como asesor técnico para las empresas del sector en materia de regulación y legislación vigente de los mercados nacionales e internacionales.